jueves, 30 de septiembre de 2010
Esto de haber arrugado para vivir en el primer mundo definitivamente tiene sus desventajas. Tengo que aprender a no hacerme la que no me importa lo material cuando en realidad viendo fotos de un evento lomográfico se me cae tanto la baba que casi empiezo a experimentar lo que más detesto de las personas: ENVIDIA. Sí! envidia a las nuevas generaciones del primer mundo que me imponen sus estereotipos, y hacen que mi realidad sea completamente anti estética y bizzarra (aun que siempre se le puede dar gracias a la cotidianidad por darte esa parte bizzarra que te alegra el día).
En qué momento me puse la camiseta de la vida gasolera, con mate y bizcochuelo, con cerros y pelotudeces cuando en realidad busco el confort, el maquillaje, las luces de las ciudades que las hacen tan románticas de dia y tan heavys de noche.
Ah cierto, era todo cosa del 2012 y el fin de la era... cuando la electricidad deje de existir y el futuro sea analógico. No me van a ver por facebook en la Puna viviendo con una familia que seguro de "buenita" me adopta y me enseña a proveerme de lo que realmente es básico e importante.
Entonces sólo me queda un año y pico para volver a Europa, vender mi alma y vivir la vida loca del confort y el derroche DE VERDAD, nada de pendejos adinerados que viven en el mismo termo que yo.


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